En la tarde cuando el sol
se haya ocultado,
cuando el horizonte refleje el mar,
cuando el horizonte refleje el mar,
no me pierdas la mirada.
Sigue mis huellas en la arena mojada,
toma mi mano y déjate llevar
por la sombra fresca de cada mañana.
Allí en esa ola tierna de flores,
en lo más lejos del alba
no me pierdas la mirada.
Escucha el compás de mis pasos,
siente el baibén de mi cabello mojado
que se siente por tu rostro acariciado,
en lo más infinito del mar, del cielo,
de la esperanza,
no me pierdas la mirada. ©
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